On Mute Mode. ¿Por qué los ‘millennials’ no contestan el teléfono?
A esta generación de jóvenes las llamadas les parecen una especie de ofensa, indican los expertos
Los millennials y la generación Z han integrado la comunicación mediante plataformas en las que no es necesario que coincidan en el tiempo dos interlocutores y les resulta más fácil, cómodo y menos intrusivo “textear”. (Enviar mensajes escritos a través de diversas plataformas con un dispositivo electrónico)
“No lo he oído”, “lo tenía en silencio” o “tenía poca cobertura” son las tres principales excusas para no contestar una llamada. A esta generación recibir una llamada les resulta una intromisión en la vida cotidiana que consume mucho tiempo, convirtiéndose en lo que muchos consideran como la “generación muda”.
Así lo consideran el 75 % de los jóvenes entrevistados en el estudio Generation mute, millenials phone call statistics, realizado a 1,200 millenials estadounidenses nacidos entre 1981 y 1996.
“La falta de seguridad en sus habilidades comunicativas ante la conversación presencial y síncrona hace que pongan en marcha mecanismos de defensa como la evitación; si no responden, no hay oportunidad de poner a prueba ese déficit de habilidades”
Más allá de la intromisión o de la falta de seguridad, lo cierto es que el 81% de los jóvenes siente ansiedad antes de reunir el valor suficiente para hacer una llamada. “Perciben la llamada tradicional como una estrategia comunicativa arriesgada, porque en una llamada no pueden borrar las palabras pronunciadas en vivo dentro de una conversación. Esto les genera menos seguridad y confianza que, por ejemplo, emplear una nota de voz, formato que les permite repetir su alocución tantas veces como sea necesario antes de enviarla”, explica Ferran Lalueza, profesor e investigador de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC.
“Los millennials (cuyas edades fluctúan entre 25 y los 40 años) y la generación Z (de 16 a 24 años) son los usuarios más intensivos del celular y mantienen interacción constante con otras personas a través de las redes sociales y las aplicaciones.
La generación que nació y adoptó desde la cuna el celular inteligente es la que menos interactúa en vivo. El investigador de la UOC concluye con una advertencia: “No es un problema comunicativo, ya que disponen de recursos para hacerse entender; se trata más bien de un tema de hábitos, que podría reducir, a mediano plazo, el abanico de competencias comunicativas que tienen a su alcance, cosa que ciertamente resultaría empobrecedora”, afirma Lalueza.
Con información de:
José Luis Becerra Pozas